Anda plácidamente entre el ruido y la prisa, y recuerda la paz que puede haber en el silencio. Tanto como sea posible, sin rendirte, cultiva la armonía con todos los seres. Habla de tu verdad tranquilo y claramente; y escucha a los demás, aun al torpe y al ignorante porque ellos también tienen su historia. Evita a las personas agresivas y escandalosas ellas son una molestia para el espíritu. No te compares con otros, si lo haces te convertirás en un vanidoso o en un amargado, porque siempre existirá alguien mejor y alguien peor. Disfruta de tus éxitos así como de tus planes. Mantente interesado en tu carrera, aunque sea humilde tu carrera es una posesión real en estos tiempos cambiantes. Sé cauteloso en los negocios porque el mundo está lleno de trampas, pero no dejes que esto te ciegue a la virtud que existe, porque hay personas que luchan por altos ideales y en todas partes la vida está llena de heroísmo. Sé tú mismo. Especialmente no finjas afecto. Tampoco seas cínico sobre el amor, porque entre los rostros de la aridez y el desencanto el amor es perenne como la hierba. Toma agradablemente el consejo de los años, renunciando sin amarguras a las cosas de la juventud. Cultiva fuerza de espíritu para protegerte de las desgracias repentinas pero no te angusties con pensamientos negativos porque muchos miedos nacen del cansancio y la soledad. Además de practicar una disciplina saludable, también se benévolo contigo mismo. Tú eres un hijo del universo como lo son los árboles y las estrellas, tienes el derecho de estar aquí. Y aunque a tu entendimiento esté claro o no nunca dudes que el universo se desarrolla como debe. Por lo tanto mantente en paz con Dios, cualquiera que sea la forma en que lo concibas. Y cualesquiera que sean tus obras y aspiraciones en la ruidosa confusión de la vida guarda paz en tu alma. Con toda su maldad, dificultad y sueños rotos el mundo es aun hermoso. Sé alegre. Esfuérzate por ser feliz.